Se toma a la heterosexualidad en casi todas las culturas como la norma; lo normal que es necesario para el correcto funcionamiento de la sociedad y la conservación de las reglas políticas y morales que por siglos se han ido conservando. Pero, ¿qué pasaría si la heterosexualidad no fuese la norma? ¿son “naturales” otras orientaciones sexuales? ¿Qué pasaría si sólo fuese un producto más del constructo socio-cultural? Estas preguntas las pongo con la finalidad de echar un vistazo en lo que yo denomino el Mito de la heterosexualidad.
La Real Academia Española define al mito como <<Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal>> y esto es lo que intento decir respecto a la heterosexualidad. Disciplinas y ciencias tan iconoclastas como el Psicoanálisis, la Biología, Genética y la Psiquiatría, por mencionar algunos, arrojan desde sus distintos paradigmas la maximizada relevancia que posee “la heteronormatividad”; sino es una falla de los factores ambientales que frenan la correcta reproducción, pasa a ser una mala resolución de la etapa fálica del desarrollo psicosexual, o bien, por el mal acomodamiento de bases nitrogenadas que hicieron un rara mutación o por si fuera poco, es un estado de anormalidad causada por desordenes químicos-hormonales-neuronales en el cerebro. Estas ideas sólo representan el discurso “significativo/condensado” de la heterosexualidad, haciendo percibir a los demás que, cualquier otra cosa que no sea la heterosexualidad es simplemente un error.
Son los roles que jugamos y que nos son asignados en los diferentes entornos que habitamos,la razón y entendimiento de cómo se va construyendo la orientación sexual, la identidad de género, y el rol de género. Nunca se trata de ningun error, enfermedad o desviación, explicado a continuación.
Desde el momento en que nacemos, pasando por la niñez, adolescencia, la edad adulta, la senectud hasta la muerte estamos atados a los cientos de simbólicos y roles que nos son asignados –Ser, hombre- o –Ser, mujer- Diciéndonos desde la manera correcta de actuar, pensar, sentir, vestir hasta la persona que tenemos que amar para poder formar una familia.
Sin excepción alguna, todos vivimos cuatros momentos que son vitales para la formación y nuestra construcción como personas, donde se nos confinan y afinan todas las características para poder ser personas “óptimas y normales” al estilo heterosexual.
- Cuando nacemos a través de la observación de los genitales al momento de nacer, o incluso gracias a las novedosas técnicas de ultrasonido, -Proceso llamado sexo por asignación- El médico asegura si el bebé es varón o niña. A partir de ahí comienza toda la conformación del individuo.
- En la infancia; donde se nos enseña a través del juego, los roles que tanto niños como niñas deben tomar. Un ejemplo es; a las niñas se les peina usan vestidos, color rosa como característico de lo femenino. Y a los niños se les enseña a pelear, a ser fuertes, color azul como el color masculino –A este proceso se le denomina “rol de género”-.
- Cuando el individuo concluye su infancia y entra en la pubertad, se le enseña que lo aprendido en el juego (rol) coincida con su sexo asignado (sexo por asignación) donde el individuo masculino por ejemplo lleve a cabo actividades exclusivas del rol masculino, de lo contrario éste puede ser castigado incluso, -a este proceso se le llama “Identidad de género”-.
- Luego ya en la adolescencia esa identidad de género perfectamente conformada debe ser acreedora y correspondida de todas las maneras a su contraria, es decir; Un varón, de rol de género masculino, que es hombre, debe buscar una niña, de rol de género femenino, que es mujer y viceversa (aquí se reafirma la heterosexualidad) –Proceso llamado Orientación Sexual-.
Con todo esto aprendido y, ahora sopesado desde mi punto es “realmente la biologicidad heterosexual, o imaginario colectivo de que las mujeres son más débiles que los hombres, ¡no son ciertos!, pues realmente desde pequeños se nos enseña que es lo que debemos hacer y qué papeles desempeñar en esta sociedad”. Por ejemplo: no se trata de que las mujeres sean débiles y los hombres fuertes por naturaleza (discurso cortesía de la biología), sino que a los hombres se les enseña a ser los fuertes, los provedores; las mujeres en cambio son las delicadas las de las artes amatorias y hogareñas, al cuidado de los hijos: no es que los hombres no sepamos cargar a un bebé o cambiar un pañal, sólo que a las mujeres tienen años de entrenamiento gracias a la muñeca que le trajo Santa Claus.
¿En qué momento asumieron que yo quería ser heterosexual? Yo, ese pequeño niño que le gustaba jugar con muñecas por considerar peligroso y vano pelearse para saber quien es el más fuerte. Yo, esa pequeña niña que no quería ser una princesa y sin embargo quería casarme una princesa por ser demasiado bonita y femenina. Pensemos ¿Cuándo fue que elegimos nuestra orientación sexual?
Pone en Jaque mucho de lo ya aprendido desde siempre ya que nos posiciona en contra parte de lo que solíamos saber y practicar. Entender la complejidad humana más allá de un simple ser biológico, que solo al hablar de sexualidad nos habla de esperma y óvulo. Cuando incluso la complejidad va más allá, nosotros como seres biopsicosocioculturales; comprender que hay algo más allá de ese simple concepto, entender el todo como un mito especialmente en la sexualidad es indispensable para poderla entender como compleja.
Por otro lado la necesidad de parejas heterosexuales que formen familias “normales” posee una explicación económica muy obvia. El sistema social y político necesita de una estructura básica que está basada en el trabajo en pareja para sacar adelante a nuevos trabajadores y trabajadoras que produzcan y consuman. Esta pareja estable ha de educar a sus vástagos para que sean capaces de adaptarse a una realidad que han heredado (yo le digo mitificada) sin que protesten; para ello es necesario que asuman como algo normal y natural los salarios y los horarios de trabajo, y el funcionamiento socio-político, legal y económico de la realidad. He aquí la notable importancia que tiene para el sistema capital. Y la explicación del porque la negación a familias homoparentales.
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